Chenilla

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La chenilla o chenille es un tejido relativamente moderno, compuesto de hilo de pelo, descubierto en Francia en el siglo XVIII, que presenta unas características suaves y aterciopeladas, además de una alta resistencia, lo cual hace que se utilice principalmente en textiles del hogar, como tapicería, cortinas o alfombras.

Etimología del término chenilla

Se denomina chenilla tanto a la materia prima (las fibras) como al tejido resultante (el producto final).

Chenilla es una adaptación del término original chenille, que en francés significa oruga o gusano. En el sector industrial, también se utiliza el término original, chenille, para referirse a la chenilla.

Esto es debido a su similitud con la apariencia rugosa y voluminosa de esta especie de gusano, cuando la tela fue desarrollada por primera vez en Francia, en el siglo XVIII.

Historia y evolución de la chenilla

La chenilla fue desarrollada por primera vez en Francia, en el siglo XVIII, en la década de los 1870.

Aunque posiblemente su uso a nivel más industrial se inició a principios del siglo XIX en Escocia, donde se desarrolló un método para producirla en grandes cantidades.

Pero sería en el siglo XX, a partir del año 1930, cuando la tela de chenilla se popularizó en Europa, entrando en muchos hogares, a través de alfombras, mantas y colchas principalmente.

Será a partir de 1970 cuando la tela empiece a introducirse con éxito también en el sector de la moda, usándose principalmente como parte de la ropa de abrigo femenina.

Características de la chenilla

La chenilla es un tejido compuesto por hilos de pelo, a partir de la mezcla de materias como el algodón, acrílico, rayón y olefina.

El tejido de chenilla está compuesto por 4 ó 5 hilos de urdimbre en tela de lino o tejido de gasa, de donde sobresalen los hilos formando una superficie de de pelo. También se ha desarrollado para algunas aplicaciones la chenilla de doble cara, que permite crear tejidos reversibles.

La chenilla puede tejerse en una máquina, telar, o en punto, por lo que permite una fabricación tanto industrial como artesanal.

Las principales características de la chenilla son:

  • Suavidad al tacto
  • Sensación de aterciopelado
  • Absorción de la luz, reflejándola en varias grados, generando un efecto moteado y dotando de mucho brillo
  • Aportación de calidez
  • Permite usar una amplia gama de colores
  • Apariencia voluminosa
  • Gran capacidad de absorción de líquidos
  • Muy resistente al uso
  • Tela bastante duradera en el tiempo
  • Tela delicada para su limpieza, recomendándose lavarla a mano y no plancharla nunca
  • Coste de producción económico

Algunos de los principales inconvenientes o cosas a tener en cuenta con los tejidos de chenilla, además de la delicadeza para su limpieza y la imposibilidad de planchado, son la incompatibilidad con mascotas como perros y gatos (se daña fácilmente con los arañazos), y que se destiñe con facilidad (si sufre mucho desgaste).

El sol también daña bastante las fibras de chenilla, por lo que este tejido se usa siempre en interiores.

Aplicaciones de la chenilla

  • Tapizados de muebles como sofás y sillones
  • Alfombras
  • Cubrecamas y mantas
  • Cortinas
  • Cojines
  • Para crear efectos en ropa de abrigo de mujer

Alfombras de chenilla

Desde que se desarrolló este tejido, las alfombras fueron uno de los usos principales que se le dio, ya que sus propiedades encajan perfectamente con las que se aprecian para una alfombra.

Su resistencia y durabilidad, a la vez que un acabado con brillo, elegante, suave y voluminoso, hacen de la chenilla un material perfecto para la elaboración de alfombras.

La amplia gama de colores, y su elaboración a partir de trenzados, permite el diseño de alfombras con unos dibujos atractivos a la vez que elegantes, gracias a ese característico acabado aterciopelado.

Las alfombras de chenilla, además, tienen por lo general unos precios muy atractivos, gracias a que el tejido y la elaboración es menos costosa que la de otras materias primas como la lana.

Bibliografía

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